
Visión general
Desde hace tres años y medio Don Viajón a través de su blog de turismo comparte sus emocionantes experiencias y aventuras sobre los viajes realizados a diferentes destinos en el mundo. Hasta hoy, Don Viajón ha visitado 28 países de la amplia geografía mundial, siempre dando a conocer en sus artículos su pasión por viajar, como también por el arte, la arquitectura, la cultura, la economía, la historia, la gastronomía, la música y la naturaleza de cada lugar visitado.
Para Don Viajón el viajar es una ocasión única para disfrutar la naturaleza, las atracciones turísticas y culturales, la historia, la gastronomía y para vivir con intensidad cada momento que nos permite la vida en compañía de nuestros seres queridos. También para Don Viajón el viajar es una necesidad para desconectar de sus actividades cotidianas, siempre con ganas de conocer más nuestro hermoso planeta para enriquecer su conocimiento y tener más experiencias de viajes para compartir con su comunidad de lectores.
Con sus viajes, Don Viajón disfruta del turismo sostenible y hace parte del turismo internacional, lo cual nos motiva a comentar sobre los principales sitios de interés turístico que hemos visitado en el mundo, haciendo recomendaciones sobre hoteles y restaurantes, sugerencias de rutas turísticas, de medios de transporte, horarios, eventos y de muchas curiosidades que hemos vivenciado durante nuestros viajes, eso sí siempre ilustrado con nuestro propio material fotográfico y audiovisual.
En nuestro blog de viajes y turismo tenemos una categoría de Actualidad donde hemos compartido post de nuestras experiencias y sentimientos sobre acontecimientos actuales. También en Don Viajón encuentras la categoría de Destinos con las secciones de ciudades, eventos, naturaleza, pueblos y regiones donde comentamos nuestras experiencias viajeras y recomendamos sobre lo mejor para conocer en aquellos lugares que hemos visitado.
En esta ocasión Don Viajón desea compartir con sus seguidores un resumen de sus aventuras de viajes realizados durante el 2020, el año que esta generación nunca olvidará. ¡Bienvenidos a las crónicas de Don Viajón 2020!
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Rutas
Nuestras experiencias viajeras durante el año 2020 inician con las fiestas de fin de año 2019, y como es tradición para Don Viajón, el celebrar dichas fiestas en un país diferente al que reside, pues nos fuimos a disfrutar del inicio de año a Metz, capital del departamento de Mosela en el Gran Este francés.
Metz ubicada a 209 msnm en el valle del río Mosela es una antiquísima ciudad europea que a través de la historia ha sido parte del Imperio Romano, capital del reino Franco de Austrasia, ciudad imperial de los Carolingios y capital de la región de Lorena. Ha sido prestigiosa por la importancia cultural e intelectual de su obispado, de sus comerciantes y banqueros que en los últimos cuatro siglos han pertenecido a Francia o a Alemania y al recorrer sus calles y barrios podemos apreciar el rico patrimonio arquitectónico y cultural de ambos países.
A Don Viajón le encanto Metz por sus variados estilos arquitectónicos en el centro histórico y en el barrio Imperial, como también por su ambiente juvenil y por su deliciosa gastronomía como las bolas de chocolates, la tarta de queso y los vinos.
En Metz nos gustó mucho su imponente catedral gótica, la de Saint-Étienne con sus coloridas vidrieras y sus numerosas iglesias en estilo románico, gótico, barroco y neoclásico distribuidas en diferentes sectores del centro de la cuidad. También nos encantó mucho la antigua Puerta de los Alemanes sobre el río Seille, sus pequeñas plazas de las que sobresale la de San Luis con sus arcadas y tabernas, sus interesantes museos como el de la Corte de Oro y el moderno centro cultural Pompidou, el elegante barrio Imperial con sus edificaciones renacentistas y su enorme estación de tren y el antiguo barrio del puerto con sus numerosos canales.
Luego Don Viajón se regresó a la ciudad de Pforzheim, la ciudad del oro y de los tres ríos en las soleadas tierras de Baden- Württemberg al sur occidente de Alemania, con la intención de celebrar como buen español, las festividades de los Reyes Magos, pero vaya sorpresa, que en estas tierras no existe la bella y alegre tradición de darse regalos en un agradable ambiente familiar, ni del desfile o la cabalgata con sus coloridas y jocosas comparsas y ni mucho menos el delicioso y cremoso roscón de Reyes con el haba o las figuritas escondidas. Vaya tela, nos tocó celebrar en casa con un pan de oro italiano que nos habían regalado en las fiestas de Navidad y a esperar a que llegará la tradición alemana.
Lo tradicional para estas festividades en Baden- Württemberg es que la parroquia católica del barrio o de cada pueblo organiza en horas de la tarde del día festivo, una pequeña comitiva presidida por el cura, algunos monaguillos con una cruz procesional , un acetre con agua y un hisopo, quienes junto con tres niños vestidos de Reyes Magos con estrellas doradas en sus manos van cantando villancicos y jaculatorias, visitando las casas de los parroquianos para bendecirlas, rociando agua bendita y marcando con una tiza las iniciales de C+M+B más el año 2020 en el pórtico de la vivienda, lo que significa según la tradición latina «Christus mansionem benedicat“ “Cristo bendice nuestro hogar”. Los pequeños Reyes Magos reciben chuches, golosinas, frutos secos o manzanas y el cura recibe un dinerillo, dinerillo, dinerillo, bendíceme pillo, para obras de caridad.
Como dicen en mi tierra: “Donde fueres, haz los que vieres” y Don Viajón se adapta a las costumbres, hábitos y a la idiosincrasia de los habitantes de los destinos que visita o de los lugares donde reside. Por eso luego de disfrutar a tope todas las festividades de fin e inicio de año, dedica unos días a reflexionar y organizar los buenos deseos y propósitos para el nuevo año. Teníamos muy buenas expectativas para el 2020 en el orden económico, profesional, social y de viajes. Había planes para viajar al continente americano y algunos nuevos destinos en Europa para disfrutar con la familia y amigos. Recuerdo como si fuera ayer, esos primeros días de enero donde se había organizado la agenda anual y estábamos con las baterías a tope, recargados de energías y buenas vibras para empezar a trabajar por el éxito de las metas propuestas. Que gran ilusión era el 2020.
Así que con la labor cumplida de agendar el 2020 y aprovechando que vivimos muy cerca del bosque nos fuimos hacer senderismo en medio de la densa niebla del invierno que no permitía ver a Don Viajón a más de un metro de distancia. Fue emocionante y misterioso, caminar en medio de la niebla que nos daba la sensación de estar en un cuento de hadas y duendes del bosque de la Selva Negra.
La segunda mitad del mes de enero transcurrió normal. Volvimos a la rutina de las actividades profesionales en la semana, los oficios de casa, los encuentros con los amigos y la comunidad, y los circuitos de senderismo por las múltiples rutas que recorren el norte de la Selva Negra y el distrito del rio Enz.
Para este tiempo empezamos a escuchar con más frecuencia en los desinformativos nacionales e internacionales que en la provincia de Hubei y de Wuhan en la lejana China, y bien lejana, pues desde mi ciudad de residencia hasta allá, hay 12.050 km de distancia, donde se confirmaba la primera muerte por una desconocida neumonía que había apareció en la segunda quincena de noviembre y que para finales de diciembre ya habían 381 contagiados. Seguro que habíamos escuchado algo sobre esto a principios de enero, pero poco o nada nos intereso porque lo que se informaba era muy incierto y la culpa se la achacaban a una sopita de murciélago que por tradición gastronómica tienen los chinos en algunas regiones para ciertas festividades del año y lo cierto era que se aproximaban los festejos del nuevo año chino, el de la rata y en un año bisiesto, bonita combinación. Se escuchaba decir que eran puros “cuentos chinos” o que eso pasaba por ser “chinos cochinos” y no comer “como Dios manda”. Lo cierto fue que a finales de enero la provincia de Wuhan estaba en cuarentena y habían cerrado sus fronteras. Y por primera vez el mundo escucho sobre el coronavirus Sars-CoV-2, mejor conocido como el COVID-19, el cual se trasmite con facilidad entre los seres humanos.
Pues llegó febrero y seguimos pensando que eso del COVID-19 era un cuento chino del gigante asiático y que Europa estaba preparada para lo que fuera, como el buen soldado, listo para la batalla. Además, estábamos a más de 12.000 km de distancia y las autoridades chinas ya habían puesto en cuarentena a la provincia de Wuhan. Así que, ¡Viva la Pepa! y las ferias e Italia celebró la feria internacional de la moda de Milán y una semana después empezó “el Cristo a padecer y la Magdalena a hacer pucheros”. Empezaron los contagios y más contagios día a día y la muerte empezó su desfile por toda la región de la Lombardía. Y aun así seguíamos sin convencernos de que el bicho ese, el COVID-19 llegaría a nuestras tierras a afectarnos.
Y bueno, en mi querida España, los pardillos del gobierno dijeron “aquí no ha pasado nada” y somos una estirpe curada como el excelente jamón serrano y el delicioso queso manchego. Así que ¡alá!, a marchar el 8 de marzo en el día internacional de la mujer y bueno, en menos de una semana hasta los mismo pardillos y Juan pueblo se habían contagiado y “a llorar al valle”.
Aquí en la tierra de la “Mutti Merkel” donde existe la cultura y la conciencia ciudadana de cumplir la Ley y las Normas del Estado en procura del bien común y de una buena calidad de vida, pues el primer caso se dio en un hombre de negocios en Baviera que nunca había viajado a China pero que estuvo en contacto durante un seminario en su empresa con una colega china asintomática que vino de la filial de Shanghái y la cual previamente había recibido la visita de sus padres de la región de Wuhan.
Pues con este caso y con algunos residentes alemanes que regresaron de vacaciones a sus hogares después de disfrutar las pistas de esquí en los Alpes italianos empezó el coronavirus su carrera por tierras teutónicas. Con la mentalidad de “más vale prevenir que lamentar” empezaron las cuarentenas: primero los del seminario, la empresa, las familias y el pueblo. Pero eso no basto. El COVID-19 siguió extendiéndose en Baviera y el resto seguíamos pensando que los protocolos activados por las autoridades lo contendrían y no llegaría a la puerta de nuestras casas. Lo cierto es que la vieja Europa no está preparada para todo, pues como dicen en mi pueblo “Guerra avisada no mata soldado” u “hombre precavido vale por dos” pues cierto es que el coronavirus nos cogió con los calzones abajo y nos jodió a todos.
Ya a finales de marzo parecía no valer nada contra la corona bicho, ni siquiera las rogativas a San Roque, el santo protector contra las epidemias que en otrora habían servido, y además, con tanta desinformación e incertidumbre pues nos tocó usar la máscara, ese antifaz horroroso e incomodo que borro la sonrisa de nuestros rostros y que empezó a ser considerado como el superhéroe con su escudo protector contra el villano virus. También empezó la locura de las compras masivas de todo en los supermercados como típica serie apocalíptica de Netflix donde unos contra otros se peleaban por una bolsa de harina o unos rollos de papel higiénico. ¡Que locura!, los rollos del limpia caquita, el alcohol, el antibacterial, las toallas húmedas, las mascaras y los guantes plásticos se convirtieron en un abrir y cerrar de ojos, en artículos indispensables de nuestra canasta familiar y a unos precios de pura estafa que no los podía pagar ni Dios. Es lo que hay y no hay más nada, seguir rezando bendito para que la situación mejore, ya que nadie quiere el coronavirus cerca.
Después de todo este rollazo, recuerdo que el invierno del 2020 fue bastante atípico a los seis inviernos anteriores que Don Viajón había vivido y disfrutado en tierras germánicas. Según los meteorólogos y las estadísticas del clima fue el invierno más cálido desde 1855, el más caliente y así hay líderes políticos que dicen que el cambio climático no es real, que son pataletas de una chiquilla noruega. Pues sí, tan cálido que en el centro y norte de la Selva Negra poco o nada pudimos disfrutar de la nieve de otros años.
Con estas temperaturas primaverales en pleno invierno, aprovechamos los fines de semana para hacer senderismo por los misteriosos pero saludables bosques en Engelsbrand en el distrito del Enz y en Bad Wildbad un pueblo balneario ubicado a 425 msnm en el valle del río Enz al norte de la Selva Negra.
Es el lugar perfecto para hacer senderismo y ciclismo ya que está en la ruta media de la Selva Negra que se extiende a lo largo de 198 km partiendo desde Pforzheim, la ciudad de los tres ríos hasta Waldshut-Tiengen, una perla barroca a orillas del rio Rin cerca de la frontera suiza. La ruta tiene buena señalización, recorre diferentes tipos de terreno con impresionantes subidas y rápidos descensos. Además, en el centro del pueblo cerca a los baños termales y en la última parada del tren está el Parque de la Curación “Kurpark” que te permite hacer un circuito de aproximadamente 5 km en medio de bosques y praderas bañadas por las aguas del río Enz.
Las distancias en Bad Wildbad son muy cortas. Desde la zona de parqueo “Parkhaus Stadtmitte” que esta después de la estación principal de tren hasta la mitad del centro histórico del pueblo, son apenas 450 mts. Así que no os agotareis y será una gozada caminar por este bello pueblo balneario.
Subiendo con el funicular a la cima de la montaña ubicada a 300 msnm tenemos las mejores vistas de Bad Wildbad y del centro norte de la Selva Negra. La topografía de la montaña es especial para los amantes del ciclismo de montaña y en invierno para los deportes de esquí y trineo. Además, está el Baumwipfelpfad, un parque temático con un sendero de 1250 mts sobre las copas de los hayales a una altura promedio de 20 mts que nos permite caminar entre los bosques de la Selva Negra hasta llegar a la gran torre de observación cuya subida en forma de caracol nos conduce a la cima de 38.5 mts desde donde podemos contemplar panorámicamente la belleza e inmensidad de los misteriosos y oscuros bosques de la Selva Negra.
También encontramos el imponente puente colgante sobre el valle del río Enz y durante el recorrido del circuito hay numerosas figuras en madera sobre los personajes de los cuentos de hadas con sus mitos y leyendas como también de animales típicos de la región como el Urogallo.
Por fin llegó la primavera que significa “primer verdor”, y deriva de las palabras latinas prima y vera. Su significado varía en función de las tradiciones y la cultura de cada nación. En sentido figurado, se ha utilizado en la literatura, la música, la religión y en los medios de comunicación como sinónimo de juventud, hermosura, alegría, amor, fertilidad, esplendor, renovación, transformación, renacimiento, florecimiento, crecimiento, bienestar y resurrección.
La primavera es la temporada que más le encanta a Don Viajón por el florecimiento de las plantas y los árboles que con su gran diversidad de olores y colores engalanan nuestros pueblos y ciudades. El recorrer los campos floridos es una grata experiencia para los sentidos, pues nos ayuda a admirar y respetar a la naturaleza en todo su esplendor y a sentirnos parte de ella.
Así que aprovechamos los primeros días de la primavera, antes del confinamiento, para recorrer las orillas del río Enz en la ciudad de Pforzheim y del río Alb hasta la barroca ciudad de Ettlingen, donde recorrimos sus callejuelas vacías mojadas por la lluvia y engalanadas por sus jardines multicolores que seguro a ti ¡te encantaría!
Muchas, muchas, muchas gracias a nuestros lectoras y lectores viajeros que nos siguen cada día y nos animan con sus comentarios y preguntas a seguir dando lo mejor de nuestra experiencia viajera y a cumplir en cada viaje el lema de Don Viajón, ¡viajando con pasión!